Celinne, hada de la celidonia.
La celidonia es una planta herbácea de flores amarillas y frutos en vaina, del que se extrae un jugo con el que se elaboran remedios medicinales. En alguna culturas se le llamó "hierba de la golondrina" porque su florecimiento en primavera anunciaba la llegada de estas aves migratorias, transfiriendo a la planta las creencias relacionadas con ellas. Desde antiguo, pues, se cree que ambas son mensajeras de la primavera y, por tanto, portadoras de buena suerte y felicidad, a pesar de que la sustancia de aspecto lechoso que segrega el fruto de la celidonia causaba cierto rechazo. Por ello, la superstición popular le atribuyó cierto carácter maléfico, que sólo se podía contrarestar untando el fruto con aceite de oliva.
Planta de la Celidonia.
Para los romanos, la golondrina, y por extensión la planta que lo representa, estaba dedicada a los dioses penates, protectores del hogar, de este modo la presencia de ambas en la casa auguraba buenos presagios y fortuna para todo el año. A la llegada de la primavera, según cuenta Horacio, los niños se paseaban por las calles romanas cantando canciones y llevando en la mano tallos ramosos de la celidonia, para dar la bienvenida a la nueva estación.
Flor de la Celidonia.
Tradicionalmente el jugo del fruto se ha venido usando, dada su causticidad, para quemar verrugas. También en el mundo feérico la celidonia es considerada como una hierba mágica, con la que se pueden realizar hechizos; al menos con esta facultad aparece en el libro With Dweorgh I, donde se utiliza, triturada y mezclada con cerveza, como protección contra los enanos.
Figura de Celinne, hada de la celidonia.
Fuente: Colección "Hadas de las flores" de Altaya.
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