Holly, el elfo del acebo.
El acebo es un árbol silvestre de hojas espinosas y frutos rojizos muy común en Europa central y meridional y, como el muérdago y el abeto, es uno de los elementos decorativos típicos de la Navidad. En la antigüedad se utilizaba en las Saturnalia romanas que se celebraban, precisamente, el 25 de diciembre cuando el día es más corto y el sol comienza su renacimiento (Natalis Solis Invictis).
Planta del acebo.
Sus propiedades mágicas y curativas, pues se cree que es excelente para curar las fiebres y el reumatismo, tienen su origen en las creencias celtas. Y es que el acebo era uno de los árboles sagrados de los druídas; en su calendario de los árboles de esta antigua creencia, se correspondía con el periodo llamado Tinne (8 de julio-4 de agosto). Según el zodiaco celta, los nacidos en Tinne bajo la influencia del acebo, son íntegros y honrados, pero también algo intransigentes y no admiten con facilidad la crítica personal.
Fruto de la planta del acebo.
Dentro de las creencias de los druídas, el acebo se vinculaba también a personajes mitológicos, como el Dios del trueno, Taunna, o el de las tinieblas, Tannist. Conocida es, en estas tierras, la leyenda del Rey Acebo, que reina la mitad del año, cuando la luz del sol es más pálida (invierno) y de su hermano el Rey Roble que lo hace durante su otra mitad, cuando la luz del sol es más intensa (verano).
Figura de Holly, el elfo del acebo.
Fuente: Colección "Hadas de las flores" de Altaya.
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