Scylla, hada de la campanilla azul.
Scylla, como la mayoría de las hadas, toma su nombre de la planta en la que habita: la escila, una de las más poderosas en el mundo feérico, pues puede hechizar a los humanos. Coloniza los prados de las montañas y florece en primavera, acumulando durante esta estación reservas suficientes para pasar el invierno en forma de bulbo enterrado en el suelo. Se la denomina también "campanilla azul" por la flor que produce esta planta de alargados y azulados pétalos que penden en forma de racimos.
Campanilla azul.
El origen legendario de Scylla hay que buscarlo en la mitología grecorromana. Glauco, dios de las profundidades marinas, rechazó a la hechicera Circe por el amor de la bella ninfa Escila, provocando su ira. Como la despechada maga no podía vengarse de su amado, pues era un dios, decidió hacerlo de su rival; mezcló unas hierbas ponzoñosas con unos jugos azulados, que obtuvo de triturar una raíz dañina, y esparció la pócima resultante en una pequeña cala donde Escila solía bañarse. Cuando la ninfa se había sumergido ya hasta la cintura, notó que la parte inferior de su cuerpo se transformaba en seis feroces perros, conservando forma humana en la parte superior.
La leyenda añade que, desde entonces, todos los marineros que atravesaban el estrecho de Mesina, en la costa meridional italiana, lugar donde la monstruosa Escila habitaba, eran devorados por sus perros. Se dice que Escila fue destruida por el semidios Heracles cuando regresó del país de los Geriones; pero poco tiempo después, como por arte de magia, el monstruo que había sido una ninfa renació convertido en una planta que hoy aún lleva su nombre.
Figura de Scylla, el hada de la campanilla azul.
Fuente: Colección "Hadas de las flores" de Altaya.
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